Aclarando malentendidos comunes sobre la hipnosis
1. La hipnosis no puede obligarte a hacer nada que no quieras hacer.
Una de las preocupaciones más comunes es pensar que durante la hipnosis se pierde el control. Sin embargo, esto no es cierto. Durante una sesión de hipnosis, la persona sigue siendo plenamente consciente y tiene siempre el control total de sus acciones y decisiones . Puede salir del estado hipnótico en cualquier momento si lo desea. La hipnosis no es una forma de manipulación, sino una herramienta que requiere consentimiento activo y voluntario .
Para que la hipnosis sea efectiva, es fundamental que el individuo esté dispuesto a colaborar con el hipnoterapeuta. Esto implica permitir que el profesional introduzca sugerencias específicas en su subconsciente, las cuales deben estar alineadas con sus deseos y objetivos personales. Si no hay esta disposición, la hipnosis no funcionará, ya que no se puede imponer ninguna idea o comportamiento contra la voluntad de la persona .
2. La hipnosis no es una magia ni una práctica peligrosa.
Algunas personas piensan que la hipnosis es algo misterioso o incluso peligroso. Pero en realidad, es una técnica terapéutica respaldada por la ciencia , utilizada desde hace décadas en psicología, medicina y salud mental. Se basa en la capacidad natural del cerebro para entrar en estados de relajación profunda y concentración, lo que facilita cambios positivos en pensamientos, emociones y comportamientos.
3. La hipnosis no te hace perder la conciencia ni la identidad.
Otro mito común es que la hipnosis provoca un estado de inconsciencia o pérdida de identidad. En realidad, la persona sigue completamente consciente durante toda la sesión. Puede escuchar, entender y recordar todo lo que ocurre. Lo que cambia es el nivel de atención: se vuelve más receptivo, atento y abierto a ideas o sugerencias que normalmente no están tan disponibles en el estado de vigilia.
En el Antiguo Egipto, hacia el año 3000 a.C., ya se practicaba una forma primitiva de hipnoterapia. Los llamados "templos del sueño" eran espacios sagrados donde los sacerdotes, considerados también sanadores, inducían estados de trance a través de cantos, plegarias y rituales. En este estado, los pacientes —acostados en cámaras oscuras y silenciosas— recibían mensajes oníricos que eran interpretados como indicaciones para sanar cuerpo y espíritu.
En Grecia, esta tradición fue continuada y refinada por los sacerdotes del templo de Asclepio, el dios de la medicina. Allí se practicaba la "incubación de sueños", un método en el que el paciente dormía en el templo esperando una revelación curativa a través de visiones inducidas. Este proceso tiene claras similitudes con las técnicas actuales de hipnosis regresiva o sugestiva.
En la India y en la China antigua, los estados modificados de conciencia se inducían mediante la meditación profunda, el control de la respiración y el uso de mantras. Estos estados eran utilizados no solo para la sanación, sino también para el desarrollo espiritual, el control del dolor y el acceso a conocimientos intuitivos.
Durante una sesión de hipnosis, la persona no pierde la conciencia ni el control total . Aunque entra en un estado de profunda relajación y concentración, sigue siendo plenamente consciente de lo que ocurre a su alrededor y de sus propias acciones y decisiones. Lo que sí cambia es el nivel de atención y la forma en que procesa la información: se vuelve más receptiva, atenta y abierta a sugerencias o ideas que normalmente no estarían tan disponibles en un estado de vigilia.
En la mayoría de los casos, las personas recuerdan con claridad todo lo que experimentaron durante la sesión de hipnosis . De hecho, esta técnica se utiliza con frecuencia en contextos terapéuticos para ayudar a acceder a recuerdos o información que ya está almacenada en la mente, pero que puede ser difícil de recuperar en condiciones normales. Esto se debe a que, en estado de hipnosis, el cerebro opera de manera diferente, permitiendo un acceso más directo a ciertos niveles de la conciencia.
La hipnosis es una herramienta terapéutica respaldada por la ciencia , utilizada en diversos campos como la psicología, la medicina y la educación. Se basa en la inducción de un estado de concentración profunda y relajación, lo que facilita cambios positivos en la forma de pensar, sentir o actuar. Es importante destacar que siempre se aplica con el consentimiento y la voluntad de la persona, respetando siempre sus límites, su autonomía y su bienestar. Su uso se orienta siempre hacia objetivos beneficiosos, como el manejo del estrés, la mejora del sueño, la reducción del dolor, la superación de miedos o la adquisición de hábitos saludables.